15 ago 2008

Joven, ¡Echa Mano a la Vida Eterna!



Joven, ¡Echa Mano a la Vida Eterna!
Este es el mandato que Pablo dió a Timoteo. ¿Qué quería decir Pablo con “Echa mano a la vida eterna”? Timoteo era un joven pastor que estaba teniendo algunas dificultades en diferentes áreas de la Iglesia. Pablo, su padre en la fe, le había dado consejos de cómo llevar a cabo algunas de las situaciones en las que Timoteo se encontraba. En el último capítulo Pablo dijo a Timoteo que echase la mano a la vida eterna. ¿Quería decir Pablo que Timoteo no era salvo? No. ¿Había perdido Timoteo la salvación? No, imposible. Esta frase aparece dos veces en el libro. De acuerdo al contexto del pasaje, Pablo quería decir a Timoteo dos cosas:
1.- “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, á la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos.”1 Timoteo 6:13
Pablo le estaba diciendo a Timoteo que pelease la buena batalla. La batalla está llena de enemigos, obstáculos, armas, etc. La vida cristiana es igual. Como jóvenes vamos a tener dificultades (obstáculos) y tentaciones (flechas del enemigo). Incluso algunas veces vamos a pensar que hemos perdido la batalla. Pero cuando eso sucede, echa mano a la vida eterna, lee el final del libro de Apocalipsis, ¿quién gana la batalla? El Señor. Para el cristiano la vida eterna está asegurada. Cristo ya murió en la cruz por nuestros pecados. No importa lo que suceda si tú eres salvo, Jesucristo tiene todo bajo control. No importa lo difícil que sea una situación, venga lo que venga ¡echa la mano a la vida eterna!
2.- “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos: Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen; Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano a la vida eterna.”
Aquí Pablo le dice a Timoteo que las riquezas de este mundo son temporales. Nosotros como cristianos debemos amontonar riquezas eternas y no riquezas temporales. Todo lo que el mundo ofrece es temporal. Una vez nos muramos, todo eso va a quedarse aquí en el mundo. Más los tesoros celestiales son eternos. La mejor inversión que puedes hacer es en la obra del Señor. Cuando seas tentando con la riqueza y fama de este mundo, ¡echa mano a la vida eterna!

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