En Proverbios 14:1 la Biblia dice “La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba”.
Nosotras como mujeres tenemos el poder de edificar (construir, nutrir) nuestra casa, y, de igual manera, el destruirla. Todo depende de nuestras acciones.
Creo que es claro que cuando habla de edificar o destruir no lo dice de manera literal. No habla de poner ladrillos y poner cimientos. Habla del espíritu de la familia, del sentir, del bienestar. Hay un dicho que dice “Si mama no está contenta, nadie lo está”. Nos podemos reír cuando escuchamos algo así porque todas sabemos que es cierto. Pero eso no es algo bueno, sino algo de lo que nos tenemos que avergonzar. Tenemos el poder de que nuestros hijos y esposo estén felices.
Es importante que pasemos tiempo en el Señor, que le pidamos su sabiduría, que no seamos mujeres de carácter cambiante. Que no seamos caprichosas y pongamos más carga a nuestros esposos de lo que realmente necesitamos o podemos pagar. Que seamos la ayuda idónea a nuestros esposos que el Señor quiere que seamos. De igual manera que seamos un ejemplo a nuestros hijos de lo que es una mujer cristiana. Que nos vean orar y confiar en Dios. Que seamos constantes en su enseñanza y que les enseñemos del Señor; al fin y al cabo somos las que pasamos más tiempo con ellos.
¿Estás destruyendo tu casa, o la estás edificando?
¿Eres una mujer rencillosa, o eres sabia?
¿Eres una mujer impetuosa, u oras antes de tomar decisiones?
“La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la destruye”
Creo que es claro que cuando habla de edificar o destruir no lo dice de manera literal. No habla de poner ladrillos y poner cimientos. Habla del espíritu de la familia, del sentir, del bienestar. Hay un dicho que dice “Si mama no está contenta, nadie lo está”. Nos podemos reír cuando escuchamos algo así porque todas sabemos que es cierto. Pero eso no es algo bueno, sino algo de lo que nos tenemos que avergonzar. Tenemos el poder de que nuestros hijos y esposo estén felices.
Es importante que pasemos tiempo en el Señor, que le pidamos su sabiduría, que no seamos mujeres de carácter cambiante. Que no seamos caprichosas y pongamos más carga a nuestros esposos de lo que realmente necesitamos o podemos pagar. Que seamos la ayuda idónea a nuestros esposos que el Señor quiere que seamos. De igual manera que seamos un ejemplo a nuestros hijos de lo que es una mujer cristiana. Que nos vean orar y confiar en Dios. Que seamos constantes en su enseñanza y que les enseñemos del Señor; al fin y al cabo somos las que pasamos más tiempo con ellos.
¿Estás destruyendo tu casa, o la estás edificando?
¿Eres una mujer rencillosa, o eres sabia?
¿Eres una mujer impetuosa, u oras antes de tomar decisiones?
“La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la destruye”
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