5:1 Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.
5:2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.
5:3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
5:4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto a ti.
5:5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad.
5:6 Destruirás a los que hablan mentira;
Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
5:7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa;
Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
5:8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos;
Endereza delante de mí tu camino.
5:9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su garganta,
Con su lengua hablan lisonjas.
5:10 Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos consejos;
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
Porque se rebelaron contra ti.
5:11 Pero alégrense todos los que en ti confían;
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que aman tu nombre.
5:12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
1-3
¿A quién estás orando? ¿A quién estás clamando? Puedes clamar al Rey, puedes orar a la persona más rica del mundo—pero nadie puede ayudarte como Dios puede. Él sabe exactamente lo que necesitamos y cuando lo necesitamos. Hace 2 semanas, estábamos orando a Dios para proveer el dinero que necesitábamos para pagar los 2 meses de fianza, el mes para la inmobiliaria, y el para el primer mes de alquiler por nuestro local en Avenida del Dilar, 61. Dios usó una iglesia en los EEUU para pagar parte y un amigo nos dio el resto. La cosa más bonita es que el amigo nos mandó un cheque una semana antes de saber la necesidad. Dios supo la necesidad y usó ese hombre para ayudarnos. Esto sólo es un ejemplo de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
5-6
Vemos lo que Dios piensa sobre la maldad. Hay muchos que dicen que Dios va a aceptarles tal y como son, en su maldad, y que después de la salvación no tienen que cambiar. Sí, es un Dios de amor, pero también es un Dios santo, ‘sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.’-1 Pedro 1:15-16
7
La única razón por la que podemos entrar en la presencia de Dios es porque Él está lleno de misericordia.
8
La única manera en que puedo vivir por Dios es si me mantengo en su voluntad. Necesito que me guíe en todo; si sigo sus pisadas, no puedo fallar.
9-12
Mientras los malos están sufriendo, puedo tener gozo porque me defiende y me rodea con su escudo.
¡Cuántas bendiciones hay para los que siguen a Dios!
¡Hasta pronto!
10 sept 2008
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